En la anterior entrada sobre la DH 300 hablamos del proceso de construcción de la máquina y del modelo real en el que se basaron para fabricarlo.
En esta entrada José Luis Vilaplana (más conocido como José Luis New Haven en ambientes ferroviarios) complementa la información de la DH 300 con la historia de los vagones de acompañamiento y los "viajes" que ha hecho la máquina fuera de Cornellá.
La locomotora "Marta" ha llevado cinco vagones de maquinista a lo largo de su 25 años de funcionamiento:
Año 1.996: Vagón para una persona del CAFC en color verde oscuro.
Se utilizó apenas unos meses, mientras el propietario estaba construyendo uno nuevo específico para la locomotora.
Año 1.997: Vagón para dos personas y capacidad de dos baterías en su interior.
Iba pintado con el mismo color y decoración que la locomotora.
El asiento era practicable e incorporaba dos luces de cola. Llevaba un grueso conector militar para comunicar las baterías con la locomotora.
En la foto adjunta se puede ver a Marta como maquinista de la locomotora "Marta"
Año 2.000: Vagón de carga de mineral de la compañía de los Ferrocarriles Catalanes.
También con conector y capacidad para dos baterías y tres pasajeros. Llevaba estribos retráctiles.
Era práctico en cuanto a espacio pero de movilidad y peso más complicados. Fue desguazado, pero se aprovecharon el bastidor y los bogies para un vehículo posterior.
Año 2.006: Vagón postal de Correos:
El primitivo vagó rojo fue redecorado con los logos del servicio postal.
Ya no llevaba conector porque no era necesario un segundo juego de baterías.Todo el espacio interior quedaba libre para herramientas.
El tapizado era semicilíndrico, imitando el techo de un vagón de Correos.
Nueva y actual decoración, estilo Transfesa.
Incorpora luces de situación y una potente bocina de 50 cm de longitud, que confiere a la composición un tono grave muy realista, sin anular la bocina propia de la locomotora.
De esta manera, se consigue un doble tono ferroviario y muy sonoro.
Fotos en la estación de Torreblanca (Castellón):
En el verano del año 1.997, estando de vacaciones en esta localidad, el propietario llevó llevó la locomotora a su casa de vacaciones para realizar unas adaptaciones y operaciones de mantenimiento.
Un día se le ocurrió la idea de fotografiar en perspectiva la locomotora en la estación de Renfe.
Con el permiso del jefe de estación, colocó la locomotora en el andén y realizó algunas fotos, de manera que la locomotora parecía real.
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